水滸伝 -“A la orilla del agua”
Tierras imperiales de Tengoku
El Chino
En Hoshin, al sur de Tengoku, el olvidado pueblo de Osu se alza entre montañas sagradas y viejos espíritus. Mientras el imperio se quiebra, el destino despierta donde nadie mira.
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Acerca de la aventura
Al sur del mundo conocido, más allá de los acantilados devorados por la niebla y las rutas comerciales que los mapas ya no trazan, existe una tierra donde el eco del imperio apenas susurra: Hoshin, la provincia más austral del reino de Tengoku. Entre sus tierras frías, al pie de las sagradas montañas Honan, yace el olvidado pueblo de Osu. Un lugar remoto, donde las leyendas aún caminan disfrazadas de ancianos, y los espíritus de la tierra duermen inquietos bajo la piedra. Durante más de dos mil años, el Reino de Tengoku ha sido gobernado por la estirpe divina de los Yamato Garuda, cuyo actual heredero, el emperador Nobushiro Garuda, mantiene con mano férrea la unidad de un reino quebrado. Ocho provincias lo componen, cada una bajo el mando de un Shūdai, señor regional elegido por la voluntad del Shinsei-Ō, el dios-rey del imperio. Pero los tiempos han cambiado. Las antiguas alianzas se desmoronan. Las rebeliones florecen en las sombras. Los Shūdai se enfrentan entre sí en disputas sutiles por el control, mientras los rumores de traición corroen las raíces del imperio. En medio de este caos creciente, una cofradía silenciosa actúa entre los pliegues de la historia: los Anaguma, guardianes de secretos, mensajeros de lo oculto, espías y guerreros del equilibrio. Su misión: proteger el legado perdido, intervenir cuando los hilos del destino amenacen con romperse. Y es aquí, en Osu, donde comienza tu historia. Un rincón olvidado por el trono, ignorado por los mapas, pero no por el destino. Porque incluso en el extremo más alejado de Tengoku, el viento del cambio empieza a soplar... ...y vuestros pasos, por pequeños que sean, resonarán en todo el continente.
Reglas
Me agradan los jugadores que pueden ser apasionados y claros, pero que, fundamentalmente, mantienen su palabra. En el paradigma de rol que enseño, se requiere mucha credibilidad: una gran palabra que se lleva con responsabilidad.