La maldición de Strahd

La Partida

La niebla no se disipa. Siempre vuelve, siempre rodea, siempre atrapa. Bienvenidos a Barovia, un valle maldito donde el sol apenas asoma entre montañas oscuras y pueblos desolados, y donde cada sonrisa parece más un gesto de desesperanza que de alegría.

Aquí la vida cotidiana es un susurro de miedo constante: aldeanos que no levantan la mirada, niños que han dejado de jugar, tabernas que sirven más silencio que vino. Porque todos saben que, al caer la noche, los lobos aúllan, los muertos caminan… y los ojos rojos del amo de estas tierras observan desde la altura de su trono en el Castillo Ravenloft.

Ese amo no es un rumor, ni un mito. Es Strahd von Zarovich, un noble caído en la condena eterna, el vampiro que gobierna con mano invisible pero firme, jugando con las vidas de los mortales como si fueran piezas en un tablero. Cada visitante que llega a Barovia se convierte, para él, en una distracción, un entretenimiento, una marioneta más en su interminable obra de horror.

Vosotros no sois la excepción. Atravesasteis la niebla y ahora estáis atrapados. No hay huida. Solo queda avanzar, conocer a los desesperados habitantes, descubrir secretos olvidados en cementerios, molinos, aldeas y ruinas, y decidir qué clase de héroes seréis en estas tierras: ¿consoladores de corazones rotos, vengadores implacables, buscadores de poder, o simples sobrevivientes?

Aquí no todo es matar y matar. Habrá combates, sí, y más de un enemigo caerá bajo vuestra arma. Pero también habrá elecciones morales, alianzas frágiles, promesas que pueden salvar o condenar un alma. Cada conversación importa, cada trato puede cambiar el destino de Barovia. Y al final, en lo alto del Castillo Ravenloft, os espera el verdadero desafío: enfrentar al vampiro, no solo con acero y conjuros, sino con la voluntad de desafiar al mismísimo dueño de este reino de pesadilla.

Strahd no es solo un villano. Es el protagonista trágico de su propia historia. Un monstruo… y un hombre. Y en ese choque de pasiones y terrores, de sangre y tragedia, decidiréis si sois recordados como salvadores de Barovia o como otros nombres más en la lista interminable de víctimas que yacen en sus criptas.

Hace más de 25 años que juego y recorro estas tierras. De alguna manera, habito dentro de Barovia desde que una desgastada fotocopia llegó a mis manos a principios de los 90. Desde entonces nunca pude dejarla, y hoy estoy dispuesto a compartirla con ustedes. Donde yo fallé, ustedes tendrán la oportunidad de triunfar.

Detalles de la partida

• Nivel inicial: comenzarán en nivel 3.

• Sistema: usaremos D&D 2024, adaptado a este mundo de horror gótico.

• Tema: están aquí para enfrentar al mal, no para huir de él. Strahd los observa, y cada decisión contará.

• Estudio previo: leer algún viejo escrito sobre vampiros no estaría mal… porque en Barovia, la superstición y la fe pueden ser tan útiles como la espada.

• Gestión de recursos: llevaremos el detalle y el peso del equipo. El agua, las raciones y el descanso importan. Quien se aventure en los campos o bosques sin alimento pagará las consecuencias.

• Objetos mágicos: cada personaje podrá portar un objeto mágico raro, pero recordad: en Barovia, incluso la magia tiene un precio.

• Oficios y trasfondos: aquellos que den vida a personajes con oficios, habilidades artesanas o conocimientos únicos encontrarán más de una ocasión en que esos talentos sean tan valiosos como un conjuro.

• Tono de juego: la partida será ardua. Habrá combate, sí, pero también dilemas, secretos y personajes con historias que invitan a rolear. Al final del camino, el vampiro verá en sus rostros el mismo terror que durante siglos él ha sembrado en estas tierras… y tal vez, por primera vez, lo conozca en carne propia.

Para mí, las reglas en un juego de rol son una base, no una jaula. Me gusta que haya estructura, porque le da coherencia al mundo y permite que todos los jugadores sepan cómo interactuar con él. Pero también entiendo que las reglas están ahí para mejorar la experiencia, no para frenarla.

Cuando dirijo, trato de seguir las mecánicas establecidas para que el juego sea justo y equilibrado. Me gusta que los desafíos tengan sentido y que las habilidades de los personajes realmente importen. Sin embargo, si una regla interfiere con la historia o con la diversión de la mesa, no tengo problema en ajustarla o interpretarla de una manera que tenga más sentido en la narrativa.

Eso sí, aunque permito flexibilidad, no me gusta que las reglas se ignoren sin motivo. Si algo es parte del juego, es porque aporta un desafío o una limitación interesante. Así que si un jugador quiere hacer algo fuera de lo establecido, me gusta que tenga una buena razón y que lo haga con creatividad.

En resumen, respeto las reglas, pero no las sigo ciegamente. Me gusta que el juego fluya de manera lógica, que los sistemas sean justos y que, sobre todo, la historia y la diversión sean lo más importante en la mesa.